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Capítulo XIV

Demasiado tiempo perdido
en caricias mudas,
cuando nuestro cuerpos
gritaban ganas,
cuando te miraba
con impaciencia de niño pequeño
y me perdias las maneras
que nunca te supe encontrar.

Suficiente con tu pestañeo
de sueños infinitos
para alejar la simplicidad de mis pesadillas,
para acercar la complicidad de nuestras caderas,
para ser tu Varsovia en plena guerra
y tu Barcelona a media despedida.

Ojalá siguiera sonando "Highway to Hell"
en tu pecho izquierdo
cuando me ves cruzar la esquina,
ojalá te quedases conmigo al borde de cualquier escalera
a pasar del aire como de cualquiera.
Y ojalá toda esta mierda de consumismo
no nos consumiera.

Quisiera volver a patinar
sobre tu piel de enero,
ser todos los peros
de una discusión inútil,
derrapar por tu silueta
en la quinta avenida,
que seas mi puto Empire State
en una sociedad podrida.

Que darme de hostias con la vida
tampoco te hizo quedarte tranquila.
¡Qué de arte manejabas en la mirada
cuando conseguías que olvidarte
fuera mision imposible!

Y yo, soldado
recorriendo trincheras,
perdiendo primaveras
por un paso de beso
que recorriera de puntillas
todas tus fronteras.

Y tu, granada
en mano,
a veces perdiendo el cuidado,
tantas salvándome
en vano.

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