Ir al contenido principal

Inevitable

Me han mirado unos ojos
que helaban alientos, 
me han sujetado unas manos
que reclamaban tenues los latidos. 

La veía llegar desde el horizonte 
con ese halo ensordecedor 
de quien no tiene nada por delante, 
cabalgando salvaje e inexorable
hacia quién porta en su sello, la ignorancia.

Y ahora sé, 
que por mucho que la vida duela, 
que por mucho que la jara
ya no se doble al viento, 
que por mucho que el viento 
no me traiga tu voz de todas las veces en un pañuelo.

Que por mucho que lo que vea
no sea todo lo que es, 
que por mucho que salvajemente 
diese zancadas a la ignorancia. 

Sea, justamente esta, 
la que me haga recordar
que desgarre la puerta 
para entrar al mundo. 

Que el mundo no entiende de dolor, 
que no sólo duele lo que toca, 
que el dolor es inevitable, 
que lo inevitable es no reír. 

Que para reír hay que tener, 
que para tener hay que dejar ir, 
que dejar ir no es dejar marchar, 
que marcharse es siempre inevitable. 

Que no es evitable el amor, 
que el amor nace en la puerta, 
que cerrar puertas no siempre es abrir ventanas, 
que las ventanas son frías y también lloran. 

Que llorar no romantiza las heridas, 
que herir depende de uno mismo, 
que ser herido depende del quién, 
que quién te hiere no entiende el dolor. 

Que el dolor no es inevitable, 
que lo que es inevitable es no sentir. 

Comentarios

Entradas populares de este blog

X

Piensa en la sucesión de casualidades que te han llevado a conocer a equis. Piensa en ese tren o ese viaje sin el que ahora mismo no querrias ser la estación favorita de equis ni incendiar todo el invierno que tiene en sus labios. Sin esa palabra inutil a destiempo quizás ahora mismo el silencio que hay entre vosotros no se te antojara ruido. Puede ser que al tratar de despejar la ecuación, incognita y resultado coincidieran en que equis es a la vez error y solución del problema. Recuerda las carreras en las que equis pensaba que lo importante era llegar antes y no a la vez. Y recuerda como llegasteis a las carreras, y a los descansos en los besos de las carreras,  y a las carreras de besos, y a la resistencia de besos entre carreras, y a la resistencia del casi beso del final, y a la resistencia que le ponias a tus ganas, y a tus ganas. Acuerdate de las conversaciones a ojos vendados, de las ganas de volar todo por los aires y acabar prefiriendo siempre ...

la inteligencia es salvarlo todo

2 de la madrugada: te acababas de ir dejando un rastro de pisadas absurdamente delicadas hacia la salida de emergencia. ¿Cómo entender el abandono cuando emergían de tus dedos palabras irreconciliables con la partida? Con la luz apagada las lágrimas sonaban más amargas, el dolor se prometía más privado y un eco inhabitado como de otros tiempos, en los que la felicidad se intuía remotamente corpórea, me recordaba que dije muy bajo todo lo que sentí para que todo lo que reverberase después del final fuese inaudible.  Había pronunciado tantas veces tu nombre, a saber: a duras penas como reclamo incomprendido, incesante como quien descubre, con la virtud paulatinamente desarrollada, que el vocativo es de una belleza tan precisamente custodiada que pareciese haber estado esperando sin desgaste a ser usado en mis manos; con una trascendencia sólo imaginable para quien te observa confesandote humano... que suponer ese compendio de letras, esa amalgama de significado, ese ser intangible p...

A ciegas

Fuimos el libro que no hacia falta leerse para saber que en nuestro final, nadie acabaría comiendo perdices. Fuimos todos los errores a ciegas, todo aquello que no nos dijimos a tiempo, un "te quiero" susurrado, un "no te vayas" gritado a los cuatro vientos. Fuiste lágrima sobre lágrima, miedo sobre miedo, tú sentada sobre mí,  y yo, tocándote el pelo. Fuiste cielo, mi "quédate, pero vete" más sincero, mis ganas de verte de nuevo, mil ganas de no volver a vernos. Fuimos todas las risas,  todos los besos, todos los días pendiente de tu cuerpo, todas las noches pendiente de tus retos. Saco bandera blanca  en la guerra de mis sentimientos, rendirse no formaba parte del juego hasta que tú, disparaste primero. Mi verso en la sien más difícil de recitar, un adiós que me quemaba en el pecho, un "perdón, no te merezco", un perdón que no te debo.

Tus luces y mis sombras

Anochezco, y tú jugando entre mis fibras nerviosas, colgandote de ojalás sobre el bordillo de nuestra calle favorita. Me corto las entrañas con las lágrimas sobre el papel. Mojado, como el futuro sin ti, como la cama contigo. Me descubro mirándote de reojo cualquier sábado tarde, reprimiendo los impulsos que me dicen que aunque hubiera segunda parte, esta tampoco sería diferente. Ahora asumo todas las sombras que buscaban alimento. Las cuido. Serán ellas las que se queden cuando todo se haya ido. Ahora, aunque tarde, descubro que la vida son las rodillas raspadas de un niño, el aliento en la nuca del destino. Fíjate, hubo momentos en los que nos creímos invencibles, lugares en los que nos sentimos a salvo, canciones en las que no quisimos odiarnos . Fíjate, nuestra esperanza en un cuadro, la utopía de tu alma en mis brazos.  Y al final resulta que para conseguirlo sólo hay que intentarlo.