Te recuerdo
que "nunca" es el siempre de los cobardes,
que todo lo que ahora arde
es el ayer que pierdo.
Apuesto a que el trébol de tres hojas
no conoce la suerte,
y yo que te tuve delante
ni siquiera supe verte.
Sé de gatos negros
que he sabido querer,
de siete pasos que di hacia delante
una tarde de verano sin sed,
de besos debajo de la escalera
un miércoles 14 cualquiera.
Bendita mala suerte
la de conocerte sin querer.
Benditos dados
que me han llevado a tu cama otra vez.
Allí te perseguí hasta quedarme dormido,
y escucha lo que digo,
no hay abrigo
si soy yo el que navega en tu ombligo.
Contigo.
La Luna nos sigue mirando,
y no encuentra vía
que nos haga salir del andén del deseo.
No te creo si me dices
que cogiste trenes
para ser estación en los brazos de alguien.
Y tú sin saber,
que el billete de ida
escondía una vuelta
a mí para no volver.
que "nunca" es el siempre de los cobardes,
que todo lo que ahora arde
es el ayer que pierdo.
Apuesto a que el trébol de tres hojas
no conoce la suerte,
y yo que te tuve delante
ni siquiera supe verte.
Sé de gatos negros
que he sabido querer,
de siete pasos que di hacia delante
una tarde de verano sin sed,
de besos debajo de la escalera
un miércoles 14 cualquiera.
Bendita mala suerte
la de conocerte sin querer.
Benditos dados
que me han llevado a tu cama otra vez.
Allí te perseguí hasta quedarme dormido,
y escucha lo que digo,
no hay abrigo
si soy yo el que navega en tu ombligo.
Contigo.
La Luna nos sigue mirando,
y no encuentra vía
que nos haga salir del andén del deseo.
No te creo si me dices
que cogiste trenes
para ser estación en los brazos de alguien.
Y tú sin saber,
que el billete de ida
escondía una vuelta
a mí para no volver.
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