Me perdí en sus piernas
como un tonto se pierde
en las páginas de su libro favorito.
Unos ávidos de historias
otros del frenético, fanático deseo de querer.
De querer matando,
de morir queriendo.
Cada uno de sus lunares y cada uno de sus vicios.
Incontrolables, exahustos del frenesí.
Acabamos aullando a la luna que esa noche nos durara una eternidad más.
Sabíamos de lo efímero
de lo frágil,
de lo delicado.
Y apostomas fuerte,
con ganas,
con determinación.
Salimos de la realidad de esas cuatro paredes paralelas,
un mundo en el que ni Einstein ni Hawkins se habían atrevido a relativizar.
Allí todo era lujuria, pasión y vida.
Sobre todo vida.
Y nos encontramos un mundo sucio y frío.
Llano en las emociones y en los sentidos.
Cerramos la puerta y volvimos a amar.
Como sólo dos almas rotas se aman.
Recomponiendo sus pedazos.
como un tonto se pierde
en las páginas de su libro favorito.
Unos ávidos de historias
otros del frenético, fanático deseo de querer.
De querer matando,
de morir queriendo.
Cada uno de sus lunares y cada uno de sus vicios.
Incontrolables, exahustos del frenesí.
Acabamos aullando a la luna que esa noche nos durara una eternidad más.
Sabíamos de lo efímero
de lo frágil,
de lo delicado.
Y apostomas fuerte,
con ganas,
con determinación.
Salimos de la realidad de esas cuatro paredes paralelas,
un mundo en el que ni Einstein ni Hawkins se habían atrevido a relativizar.
Allí todo era lujuria, pasión y vida.
Sobre todo vida.
Y nos encontramos un mundo sucio y frío.
Llano en las emociones y en los sentidos.
Cerramos la puerta y volvimos a amar.
Como sólo dos almas rotas se aman.
Recomponiendo sus pedazos.
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