Era de noches a secas,
de días lluviosos
y de eternidades que pendían de sus pestañas.
Mataba por lo que quería
y moría queriendo;
porque cada paso
que el corazón le daba
en dirección opuesta
a la que un día decidió tomar,
era una copa de más
en una noche en la que se echaba de menos.
A sí misma.
de días lluviosos
y de eternidades que pendían de sus pestañas.
Mataba por lo que quería
y moría queriendo;
porque cada paso
que el corazón le daba
en dirección opuesta
a la que un día decidió tomar,
era una copa de más
en una noche en la que se echaba de menos.
A sí misma.
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