Me he perdido la parte
en la que decidiste,
que ganar
ya no entraba dentro del juego.
Eres mi reina en jaque constante,
y yo me he rebelado
contra las reglas de un tablero,
que no sigue dirección ninguna.
Llevo tanto tiempo entre tu espalda y la pared,
que me he aprendido de memoria
el centímetro del lunar
hasta el que llega tu pelo,
y la forma en la que te ríes
cuando te abrazo de improviso
en la cadera de cualquier calle.
Y no me hace ningún bien,
pero ya no quiero salvación
si es a ti a quien tengo que rogar,
ni redención
si es tu perdón el que me espera en el purgatorio.
Me repito enfermizamente
que ni conmigo, ni sin mi,
es la táctica que firmaste con mis ojos
el día que vi a los tuyos llorar cuando me iba.
Y aún no te has ido - aunque no tardarás en hacerlo,
por esa curiosa prisa tuya de darlo todo por hecho,
y yo seguiré ahí - a medio camino entre lo que pienso y lo que siento.
Y no te podré retener
porque quedarte es deseo
entre tanta obligación,
porque tú eres ficción
entre tanta realidad.
Y, después, yo seguiré ahí
esperando a que des la vuelta
en cualquier esquina
de tu camino a casa.
Esperando recorrer de puntillas,
sin dejar huella,
las vértebras que componen
tu melodía de acordes frustrados.
Esperando a que me esperes
y dejemos de esperar.
en la que decidiste,
que ganar
ya no entraba dentro del juego.
Eres mi reina en jaque constante,
y yo me he rebelado
contra las reglas de un tablero,
que no sigue dirección ninguna.
Llevo tanto tiempo entre tu espalda y la pared,
que me he aprendido de memoria
el centímetro del lunar
hasta el que llega tu pelo,
y la forma en la que te ríes
cuando te abrazo de improviso
en la cadera de cualquier calle.
Y no me hace ningún bien,
pero ya no quiero salvación
si es a ti a quien tengo que rogar,
ni redención
si es tu perdón el que me espera en el purgatorio.
Me repito enfermizamente
que ni conmigo, ni sin mi,
es la táctica que firmaste con mis ojos
el día que vi a los tuyos llorar cuando me iba.
Y aún no te has ido - aunque no tardarás en hacerlo,
por esa curiosa prisa tuya de darlo todo por hecho,
y yo seguiré ahí - a medio camino entre lo que pienso y lo que siento.
Y no te podré retener
porque quedarte es deseo
entre tanta obligación,
porque tú eres ficción
entre tanta realidad.
Y, después, yo seguiré ahí
esperando a que des la vuelta
en cualquier esquina
de tu camino a casa.
Esperando recorrer de puntillas,
sin dejar huella,
las vértebras que componen
tu melodía de acordes frustrados.
Esperando a que me esperes
y dejemos de esperar.
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